Ayer el Real Zaragoza volvió a dar la versión mala. La que en La Romareda acostumbra a exasperar y desesperar a su parroquia que ayer respondió con casi 21.000 espectadores en las gradas. No sirvió de nada ese apoyo. Un eficiente Andorra, cuya propuesta no engaña a nadie y es igual en su campo que fuera, pudo con un Zaragoza inoperante. Lo que el riojano ideó en Tenerife y funcionó a las mil maravillas no funcionó con un equipo tan diferente como el Andorra con el tétrico resultado conocido.
A Juan Carlos Carcedo le libra que en dos días vuelve a haber partido. Los maños abrirán el viernes la jornada en Mendizorroza visitando a un Alavés que acumula seis partidos seguidos sin perder y en casa no conoce la derrota. El riojano tendrá que reajustar su plan para que su cabeza no penda de un hilo tan fino que todo lo que no sea una victoria previsiblemente acabará con su decapitación y final de estancia en el banquillo local de La Romareda.
El último cese en el banquillo, en similar circunstancia
Cabe recordar que la última vez que el Real Zaragoza acometió un cese fue también en un parón del calendario por Copa del Rey. Entonces, Juan Ignacio Martínez llegó para reemplazar a Iván Martínez, reemplazo a su vez de Rubén Baraja. Cierto que en aquella ocasión la situación era mucho más dramática a nivel de clasificación. Pero todo apunta a que el riojano se la jugará en Mendizorroza. Una cancha nada fácil para jugarse uno su puesto de trabajo.
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