Han pasado más de siete años desde la última vez que Fernando Alonso se subió a un cajón en un Gran Premio de Fórmula 1. Aquel 27 de julio de 2014 (ad portas de su cumpleaños) el asturiano brilló bajo la lluvia en Hungría para llevar a un Ferrari mediocre hasta la segunda posición y hacer soñar a los tifosi con una victoria que se esfumó a tres vueltas del final.
Desde entonces, las posibilidades de pelear por un podio se volvieron algo remoto para un Alonso que volvió a tener un coche competitivo. Para volver a hacerlo solo necesitaba un poco de lluvia y caos en pista como aquella vez en Hungría, y eata vez, en Sochi se dio la tormenta perfecta.
Alonso vuelve a demostrar su constancia
La irregularidad del A521 ha lastrado al asturiano a lo largo de toda la temporada, pasando de ser un coche realmente competitivo en Portugal o Hungría a mostrar una pésima imagen en Mónaco y España. A ello hay que sumarle las dificultades que el monoplaza francés plantea para la adaptación de los pilotos al llegar, como ya sucedió con Ricciardo y Ocon previamente, haciendo que encontrar esa regularidad fuese aún más difícil.
Y precisamente si hay un aspecto en el que siempre ha destacado Fernando Alonso es en la regularidad, consiguiendo tapar los vaivenes en el rendimiento de sus monoplazas. Ese ha sido el aspecto en el que más énfasis ha hecho esta temporada y parece que al fin ha dado con la tecla.
"No tenemos ni el mejor coche ni somos los más rápidos de la zona media, ya que AlphaTauri y Aston Martin nos superan en velocidad, pero sí que tenemos el mejor equipo para liderar la zona media", declaró Alonso tras el GP de Italia. Y los números le dan la razón. Tanto Ocon como él han conseguido situarse asiduamente en los puntos incluso cuando el rendimiento del coche no ha acompañado. Especialmente significativa ha sido la mejoría del español, que ha logrado puntuar en nueve de los últimos diez grandes premios, habiendo quedado fuera del 'Top 10' solamente en Bélgica, carrera que realmente no se disputó.
El mago de Oviedo volvió a aparecer bajo la lluvia de Sochi
La carrera de Fernando Alonso en Rusia fue un auténtico recital. Completó una primera parte consistente, gestionando sus neumáticos y guardándoselo todo para atacar en el tramo final de carrera. De esta forma, el asturiano se mantuvo en la séptima posición esperando que llegase su momento, que acabaría llegando. La verdadera carrera de Fernando comenzó a veinte vueltas para el final, cuando protagonizó un brutal cambio de ritmo que le permitió meterse en la pelea con los Red Bull.
Primero, ante el asombro de todos, superó a un Max Verstappen que empezaba a sufrir con sus neumáticos. Una vez superó al neerlandés, Alonso exprimió al máximo el Alpine para recortar más de cinco segundos a Sergio Pérez y meterse en la pelea por el 'Top 5', y en medio de esa remontada llegó la lluvia. Cuando todos empezaron a sufrir, Fernando se creció y dio cuenta de Daniel Ricciardo, lanzándose a la pelea por el podio con 'Checo', con quien protagonizó la gran batalla del Gran Premio, en la que el piloto de Alpine mostró ese don especial que tiene para brillar bajo la lluvia para dejarnos uno de los mejores adelantamientos de la temporada.
El podio se esfumó por una vuelta
Alonso ya tenía pie y medio en el tercer cajón. Para asombro de propios y extraños, el piloto español había vuelto a hacer de las suyas y estaba colocando a un coche de la zona media-baja de la parrilla en el podio. La lluvia entonces empezó a apretar, y Alpine se la jugó.
No querían parar a Alonso, iban a mantener esa tercera posición con uñas y dientes. Estaba asegurada, tan solo quedaba rezar para que las nubes que amenazaban con descargar sobre el circuito no lo hicieran, pero el diluvio llegó. Esos pocos kilómetros de más que Alonso hizo con los neumáticos de seco acabaron siendo letales, acabando con cualquier posibilidad de podio y relegándole a la sexta posición en la que cruzaría la línea de meta.
Alonso volvió a deslumbrar despejando todas las dudas
Hacía siete años que el bicampeón del mundo no se veía en una situación similar. Siete años en los que ha sido víctima de la peor etapa de la historia de McLaren. Siete años en los que incluso tuvo que dejar la Fórmula 1 para seguir sintiéndose piloto. Durante este tiempo han sido muchas las voces que aseguraban que nunca volveríamos a ver al mejor Alonso, llegando a sembrar dudas en los propios alonsistas.
Volver a la F1 al borde de la cuarentena era una jugada arriesgada, pues han sido muchos los pilotos que han acabado manchando su legado al volver y no ser competitivos. De hecho, la sombra de Michael Schumacher y su paso sin pena ni gloria por Mercedes al volver de su retiro era alargada, y muchos pensaban que Alonso repetiría esa historia, pero nada más lejos de la realidad.
Fernando Alonso adelanta a Max Verstappen en el GP de Rusia. Foto: F1.
Alpine, obligado a darle un coche ganador
Fernando Alonso ha vuelto con la misma ambición e ilusión de siempre, y en un estado de forma a la altura de sus mejores años. Su actuación en Sochi trajo a muchos aficionados el recuerdo de su paso por Ferrari, cuando se sobreponía cada fin de semana a un coche mediocre para aferrarse al sueño del tercer Mundial.
En aquellos años Alonso alcanzó su mejor versión, demostrando que es capaz de dar la batalla aunque el monoplaza no acompañe. Ese mismo espíritu es el que guía al piloto español desde su regreso a la Fórmula 1. Ya ha demostrado que es capaz de batir a los mejores en una situación de inferioridad palmaria.
A sus 40 años, Alonso sigue teniendo todo lo que un piloto necesita para ser campeón del mundo. Todo, excepto un coche ganador. Probablemente 2022 sea la última oportunidad para que el mejor piloto del mundo consiga el título que se le resiste desde hace ya quince años. Solo falta que Alpine cumpla y le dé un coche ganador. Si eso sucede, que nadie dude de que Fernando Alonso hará el resto.
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